miércoles, 16 de abril de 2008

Fue entonces cuando vi el Péndulo.La esfera, móvil en el extremo de un largo hilo sujeto de la bóveda del coro, describía sus amplias oscilaciones con isócrona majestad.Sabía, aunque cualquiera hubiese podido percibirlo en la magia de aquella plácida respiración, que el período obedecía a la relación entre la raíz cuadrada de la longitud del hilo y ese número Pi que, irracional para las mentes sublunares, por divina razón vincula necesariamente la circunferencia con el diámetro de todos los círculos posibles, por lo que el compás de ese vagar de una esfera entre uno y otro polo era el efecto de una arcana conjura de las más intemporales de las medidas, la unidad del punto de suspensión, la dualidad de una dimensión abstracta, la naturaleza ternaria de Pi, el tetrágono secreto de la raíz, la perfección del círculo.También sabía que en la vertical del punto de suspensión, en la base , un dispositivo magnético, comunicando su estímulo a un cilindro oculto en el corazón de la esfera, garantizaba la constancia del movimiento, artificio introducido para contrarrestar las resistencias de la materia, pues no sólo era compatible con la ley del Péndulo, sino que, precisamente, hacía posible su manifestación, porque en el vacío, cualquier punto material pesado, suspendido del extremo de un hilo inextensible y sin peso, que no sufriese la resistencia del aire ni tuviera fricción con su punto de sostén, habría oscilado en forma regular por toda la eternidad.

Umberto Eco. El Péndulo de Foucault.


Paradoja

Este es el poema infinito: no lo traigo para nadie
que se lo merezca. Compuesto con ene versos:
átomos sobre las delgadas líneas que dibujan íes,
¡Tantas rimas de colores multiformes!,
¡Disfrutar de él es revivir los movimientos del péndulo!
Quien lo mira no sabe leerlo, quien lo toca no sabe abrazarlo,
¡es el poema infinito albergando setenta dimensiones!
-tal vez un poco más que eso: aquello.-
Cuando lo mires a los ojos toma una soga e intenta respirarla.
Si le ves la boca significa que ya estás dentro,
¡es el poema infinito irradiando este agujero negro!
Este poema se escribe solamente para ti:
¡fluye mercurio entre la coraza del éter!
¿Existirá alguna ecuación que lo simplifique?
¿Vivirá el hombre que pueda manejarlo?
Las leyendas mienten al igual que todas las historias,
sucesiones delincuentes lo guardan en cofrecillos elipsoides.

Hemos llegado hasta la segunda estrofa:
¿quién dice que es en línea recta como se llega hasta ella?
Para esto deberás versarte en geometría sin Euclides,
tal vez una dosis de paralelismo,
cinco pizcas de perpendicularidad,
pi cucharadas de simetrías radiales
–quién sabe si los círculos son inventos anómalos
y las esferas sólo cubos inconclusos-.

Mario Alejandro De León

1 comentario:

Hugo Carlos dijo...

Tienes el E-book de El Péndulo de Foucault?? Es mi libro favorito y aún no puedo conseguir la versión en línea... Sería muy útil para buscar rápido algunas cosas... si lo tienes me dejas un comment en mi blog???